Fachada de la galería.
Visa de la exposición.
Rizosfera. 2015. 200 x 162 cm. Óleo sobre lino.
Vista de la exposición.
Paisaje personal 1. 2015. 45 x 35 cm. Óleo sobre lino.
Paisaje personal 2. 2015. 45 x 35. Óleo sobre lino.
Vistas de la exposición.
Cascada. 2015. 45 x 35 cm. Óleo sobre lino.
Vista de la exposición.
Vista de la exposición.
Austral. 2015. 162 x 400 cm. Óleo sobre lino.
Vista de la exposición.
Vista de la exposición.
KID B. 2015. 114 x 170 cm. Óleo sobre lino.
Planta. 2015. 38 x 30 cm. Óleo sobre lino.
Vista de la exposición.
Curiosity. 2015. 210 x 220. Óleo sobre lino
Iceberg 2 y 3. 2015. 50 x 35 cm. Óleo sobre lino.
Vista de la exposición.
Lord of Flies. 2015. 250 x 195 cm. Óleo sobre lino
Información
La Galería Moisés Pérez de Albéniz inaugura la nueva temporada con la primera exposición individual del artista Santiago Giralda (Madrid, 1980). La exposición, que tiene como título Dejar hacer a la sombra, explora el concepto de la sombra a nivel constructivo y simbólico en la pintura de paisaje.
El artista reflexiona sobre la sombra como aspiración inalcanzable a la hora de representar sus paisajes. Esta dificultad supone un motivo para la reconsideración de su obra. Se interesa sobre su recorrido desde el contexto digital de las imágenes mediáticas hasta encontrar su espacio de existencia en la pintura. Del mismo modo, establece un paralelismo con el proceso de la practica pictórica, la sombra que propició el inicio de la pintura en el mito de la caverna de Platón y símbolo del mundo inconsciente donde dejar hacer a la pintura. Como apuntó Balthus: “pintar significa alcanzar, proceder y conquistar. Pasar a través de los secretos, traducir lo que es todavía oscuro, no tratar de dar interpretaciones. No le corresponde al pintor traducir, basta con que tenga la voluntad de expresar el mundo a través de sus oscuridades”.
El proyecto de Santiago Giralda contempla la aportación de la pintura en el contexto tecnológico y mediatizado de la sociedad actual. Su propuesta parte del diálogo que se establece entre la tradición pictórica y las nuevas tecnologías en relación a la representación y contemplación de un mundo que gradualmente parece estar más digitalizado. Sus trabajos proponen la proyección de un espacio donde mediante la pintura se reflexione sobre las diferentes formas que existen de relacionarse con el entorno.
Giralda explora la concepción del paisaje como constructo cultural erigido actualmente mediante la utilización de imágenes mediáticas. Sus pinturas remiten a paisajes imaginarios y evocadores, construidos mediante imágenes preexistentes que muestran localizaciones concretas. Establece, así, un paralelismo entre paisajes paradigmáticos como las montañas, glaciares, icebergs o selvas como motivos iconográficos de la conquista de lo desconocido y el proceso de realización del cuadro. Al igual que los exploradores recorren un largo camino para alcanzar una meta personal que se imponga a la naturaleza, el artista afronta el cuadro como un proceso en el que ha de aceptar las incertidumbres para conquistar accidentes y descubrir otras realidades. De algún modo, ambas experiencias parten de la voluntad de expresar el mundo a través de sus oscuridades. Una mirada romántica que desvela un posicionamiento individual ante la celeridad que impone la sociedad del conocimiento.
Parte de imágenes mediáticas y trabaja con programas de edición para finalmente pintarlas. Su posicionamiento a la hora de trabajar mediante la pintura, parte del interés por explorar esa experiencia de taller que rodea la práctica pictórica. Al pintar, pretende dotar a sus imágenes de esa experiencia, temporalidad, carnalidad e historia específicas de la pintura. Sin pretender reproducir fielmente las imágenes de las que parte, las utiliza como estructuras que sustentan el espacio pictórico. Además, aplica la pintura de diversas maneras para conseguir una superficie ecléctica que enfatiza la dimensión temporal y física de la imagen pictórica.