Fachada de la galería. Mayo 2016.
Vista de exposición.
Poemas invisibles. 2016, 104 x 206 cm, fotografías C-print adhesivadas sobre cartón de 18 mm cortado a laser.
Vista de exposición.
Vista de exposición.
Vista de exposición.
Vista de exposición.
Vista de exposición.
Vista de exposición.
Vista de exposición.
A lomos de caballo criollo se hizo la patria. 2009, 60 x 90 cm, C-print sobre dibond.
Los buzos del Vertedero de la Duquesa. 2009, 60 x 90 cm, C-print sobre dibond.
Chainwork reverted. 2015, 1m y 13 segundos, dos vídeos para doble proyección.
Minas de cartón. 2011, 60 x 90 cm, C-print sobre dibond.
A lomos de caballo criollo se hizo la patria. Montevideo, Uruguay. 2009, 60 x 90 cm, C-print sobre dibond.
Buzos del vertedero de la Duquesa. 2009, 60 x 90 cm, C-print sobre dibond.
Carro de un tamborero. 2009, 60 x 90 cm, C-print sobre dibond.
Chainwork reverted. 2015, 1m y 13 segundos, dos vídeos para doble proyección.
Mina de cartón, Moqqatam, El Cairo, Egipto. 2011, 60 x 90 cm, C-print sobre dibond.
Información
Decía José Luis Pardo en su charla Nunca fue tan hermosa la basura:
“El Libro Primero de El Capital, de Marx, comienza diciendo: «La riqueza de las sociedades en las que domina el modo de producción capitalista se presenta como «una inmensa acumulación de mercancías»». Nosotros tendríamos que decir, hoy, que la riqueza de las sociedades en las que domina el modo de producción capitalista se presenta como una inmensa acumulación de basuras. En efecto, ninguna otra forma de sociedad anterior o exterior a la moderna ha producido basuras en una cantidad, calidad y velocidad comparables a las de las nuestras”.
Nunca antes ha existido tanta abundancia. La abundancia es considerada la prosperidad de nuestros tiempos. Es tanta que ya se ha vuelto invisible en el paisaje. Por su condición de deseable y reproducible (sistemas de producción), la abundancia puede ser infinita. Siempre hay más. En las sociedades capitalistas la abundancia se mide en basura. Y si hay algo inherente a nuestra sociedad es el consumo, cuya imagen más evidente, aunque invisible e invisibilizada, es el cartón: la caja que alguna vez albergó todos o casi todos los bienes.
Cuando uno pasea por la ciudad, a nuestros pies se van acumulando, sin percibirlo, las cajas que transportaban todo aquello que hemos consumido, admirado, comprado a lo largo del día. Habitar la abundancia es una instalación artística site specific que comienza cubriendo la fachada de la galería y que la va colonizando. La obra nos recibe y nos invita a introducirnos en la misma a través del camino que marca, propagándose a su interior, invadiéndolo, pero al mismo tiempo haciéndolo habitable, convirtiéndolo en un espacio acogedor pero cavernoso y extraño. Empleando los cartones recuperados junto con recolectores informales de las calles comerciales del centro de Madrid, nos sumerge y nos sepulta en la acumulación, con el objetivo de sentir la abundancia, de experimentar su exceso, su desborde, su inmensidad.
Desde dentro de la instalación se pueden descubrir algunas imágenes fruto de los proyectos que Basurama ha realizado a lo largo de su trayectoria con recolectores informales. Los clasificadores son una parte fundamental en los mecanismos de recuperación de valor de los residuos y habitualmente son minusvalorados por la sociedad. Han sido una pieza clave en muchas de las obras de arte público y colaborativo de Basurama y son los auténticos expertos en la gestión de los desastres que la abundancia genera en sus ciudades. Las fotografías muestran los lugares y las herramientas de trabajo de estos recicladores de la economía informal. Para Abundancia se han seleccionado las piezas “Los buzos del vertedero de La Duquesa” en Santo Domingo, República Dominicana; ”Carro de un tamborero» en la Ciudad de México; la «Mina de cartón» de El Cairo, Egipto, donde los Zabbaleen procesan miles de toneladas de cartón; y una de las fotos del tríptico “A lomo de caballo criollo se hizo la patria” de Montevideo, Uruguay.
También se pueden contemplar dos piezas de vídeo, “Chainwork reverted”, proyecto desarrollado con el apoyo de Fundación Bilbao Arte, y “Bodegones de abundancia”. En la primera se toma el carro de supermercado como símbolo del consumo que pone en relación a compradores y recicladores, el transporte de los productos recién comprados y de los materiales rescatados de la basura. En la segunda se muestran esos bodegones cotidianos presentes en las calles de cualquier ciudad a última hora de tarde, antes de que se ponga el sol, cuando emerge la abundancia, cuando se hace visible aunque siga invisibilizada. Para terminar, la serie fotográfica Poemas invisibles, es un paisaje de 30 fotografías que investigan los significados ocultos que dejan prendidos al cartón las miles de manos que lo trabajan, lo transportan, lo escriben, lo portan, lo leen. Son fotografías de cajas recogidas del suelo de varias ciudades del mundo en los últimos meses. Proponen nuevas lecturas posibles latentes en las cajas, trazadas por la memoria que ha ido dejando huella a través de sus cortas vidas (y largos viajes). Acercándose a ellas, encontrando abstracciones plásticas que recuerdan, o pueden recordar obras de otros artistas contemporáneos.
La basura es abundancia. La abundancia es consumo. Morimos en la abundancia.