Fachada de la galería. Septiembre 2016.
e·0. 2016, 63.5 x 50 cm, aluminio, pintura, iPads.
FA[av]. 2016, 129 x 93 cm, aluminio, pintura, pantalla y sistema de reproducción de vídeo.
+Tran. 2016, 136 x 94 cm, aluminio, pintura, pantalla y sistema de reproducción de vídeo.
Vista de la exposición.
Fa{C#. 2016, 263 x 188 cm, C-print sobre dibond, bastidores de madera, dos smart TV, contrapesos, sistema de reproducción de vídeo y sonido, y pintura.
U%ni. 2016, 129 x 99 cm, aluminio, pintura, pantalla y sistema de reproducción de vídeo.
0l_lo. 2016, 91 x 74 cm, aluminio, pintura, pantalla y sistema de reproducción de vídeo y sonido.
m/un. 2016, 95 x 63 cm, aluminio, pintura, pantalla y sistema de reproducción de vídeo.
Vista de la exposición.
Vista de la exposición.
Vista de la exposición.
S>el. 2016, 263 x 188 cm, C-print sobre dibond bastidores de madera, dos smart tv contrapesos, sistema de reproducción de video y pintura.
Información
El artista norteamericano continúa profundizando sobre el cuerpo de trabajo empezado en template/variant/friend/stranger (2015) donde a través de piezas de grandes formatos investiga la relación de la identidad con el último acento de la tecnología y las técnicas de reconocimiento facial. La dimensión psicológica de los humanos, que desde los orígenes ha obsesionado a Oursler, se resuelve en esta exposición bajo la tradicional ecuación del artista: imagen, sonido y texto. Un compendio de utensilios narrativos presentes en la obra de Tony Oursler en constante evolución desde sus primeras piezas como estudiante de arte en California en la década de los 70.
El interés del artista en la cara como lugar idóneo donde se ubican la comunicación e identidad, a través de distintivos, movimientos y expresiones es central en esta exposición que llega casi 5 años después de su última muestra individual en Madrid. Las obras revelan su fascinación por la belleza dormida detrás de ciertos misterios tecnológicos. La ensoñación humana pretendida que trasciende en monitores y altavoces, máquinas que se parecen a nosotros. Una de las intenciones del artista con A*gR_3 es “invitar al espectador a ojearse a sí mismo desde otra perspectiva, esa que se desprende de las máquinas que hemos creado recientemente”. El grado de ficción en el conjunto de la obra de Tony Oursler no es casual, es un uso pretendido presente desde sus primeros vídeos. El trabajo simple y a veces torpe en la construcción de las tramoyas y escenografías como esqueleto de sus piezas confiere justamente un más acentuado grado de ficción. Dejando al contenido de imagen y sonido sostenido en un lugar primitivo, casi infantil. No es extraño el uso en la producción del artista de las tradicionales casas de muñecas para distribuir sus fantasmas entre las diferentes estancias. Oursler, que perteneció a la primera generación de artistas en utilizar el vídeo como lenguaje materno –se educó bajo la explosión televisiva y mass media norteamericana- crea imágenes que nos pertenecen a todos, aunque no lo sepamos. Como traídas de un mal sueño.
Ese sueño común es reflejo en sus obras, de un lado, de la cultura contemporánea bajo la tradición del Pop Art, y de otro le ofrece la oportunidad de proceder de forma analítica como práctica del arte conceptual. Porque no existe aproximación de Tony Oursler al arte sin humor ni crítica, arrojando luz sobre el lado oscuro del deseo común. Una investigación técnica de la psique humana a través de las herramientas creadas entre todos para amplificar la comunicación entre individuos, grupos y entes. Que él descuartiza en personajes que en esta exposición son el resultado de la búsqueda de datos biométricos a través de escáneres de reconocimiento facial, patrones oculares y huellas digitales, todo añadido a nuestros perfiles sociales y sumado a una siniestra acumulación de información personal en bases de datos que capturan y categorizan a los humanos. Que nos categorizan.
Esa performance de algoritmos matemáticos luchando por estratificar a los humanos, según los datos acumulados, se representa en esta exposición en un coro de extraños muy familiares. Una familia de ecos, voces, ojos que miran y a lo mejor ven y expresiones inacabadas de un latir común escondido en el fértil archivo paranormal de Tony Oursler. Hasta enero de 2017 se puede visitar además en el MOMA la exposición que el museo neoyorquino le dedica a Tony Oursler. Imponderable es una única instalación audiovisual construida a partir del propio archivo personal del artista donde se suceden imágenes de fotografía espiritual, pseudociencia, telequinesis, magia y otras manifestaciones de lo paranormal. Un material que Oursler lleva recopilando con devoción sobre el lado más enigmático de los humanos al que también se ha acercado desde el psicoanálisis y que vive en el alma de las obras que componen A*gR_3.
Daniel Fernández-Cañadas, 2016