CARLOS IRIJALBA // PAHOEHOE

Desde la Galería MPA queremos compartirles un trabajo que fue presentado en nuestro espacio hace unos años, y que ahora queremos destacar por su vigencia en estas últimas semanas.

Todos conocemos la más que dramática situación que están viviendo los habitantes de la isla de La Palma. Queremos transmitirles un mensaje de apoyo: como muestran las fotografías de Carlos Irijalba de la serie Pahoehoe, incluso en algo tan destructivo como la lava volcánica pueden aparecer pequeños brotes, indicios de vida y esperanza.

En 2018, Carlos decide finalmente emprender un viaje que llevaba años planificando: el viaje a Hawaii que le daría la oportunidad de ver de cerca las lentas coladas de lava que durante décadas surgían en el Kilauea. Con billete en mano, una semana antes de volar, el volcán entra en actividad y su erupción supuso un cambio de planes. El lugar donde se hospedaría se borraba del mapa y tocaba replantear el viaje.

Decide visitar la isla y a pesar de poder acceder a la zona  cero, prefiere no realizar ningún trabajo acerca de la erupción como tal, por toda la carga dramática y social que suponía. Desde ese momento se plantea reconocer la forma más abstracta de manifestación de esa materia, reordenándola una vez cesó la colada y la lava enfrió.

Pahohoe (lava suave en su estado sólido, en hawaiano) es la expresión más espontánea de la materia y la visualización más inmediata de las reacciones químicas que la conforman. El comportamiento característico de la lava ilustra, en menor o mayor escala, procesos pertenecientes a campos como la meteorología, la lingüística, la economía, o la genética, donde se hacen visibles propiedades igualmente creativas y destructivas. Cuando finalmente se enfría y cristaliza, pahoehoe muestra una extraña calidad del tiempo congelado. Visto a escala microscópica, está formado por millones de burbujas solidificadas, pequeños cuencos donde la lluvia se recoge y rápidamente la vida empieza a brotar. Como dice el filósofo Reza Negarestani, la lava hace patente la “descomposición como proceso constructivo.” La simultánea destrucción y creación de territorio en Hawaii y su patrón repetitivo revela la gramatología de nuestro planeta y como se codifica la superficie de este sistema que habitamos.

Tenemos que analizar estos fenómenos, no solo en una escala inmediata, que por supuesto es muy trágica, sino también en escala geológica y de qué modo estas actividades hacen también posible nuestra existencia.